LA VERDADERA EDAD PARA CASARSE.

LA VERDADERA EDAD PARA CASARSE.
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (88)

Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia

Las noticias informan que el “Centro Democrático propone matrimonio a partir de 18 años” y estas reformas ajenas a la realidad social de la familia colombiana en nada contribuyen a recuperar la familia como célula fundamental de la sociedad. Y es que aun entre considerados expertos se desconocen las leyes de familia y muchos de quienes las conocen las violan con frecuencia. Es aplicación de las sabias sentencias populares que enseñan que “En casa de herrero, azadón de palo” y “El cura predica pero no aplica”.

Ante todo es necesario recordar que el acto de celebración del matrimonio es diferente al matrimonio como contrato o como institución y si se quiere como Alianza-contrato según el Derecho Canónico.

Insisto en mi apreciación de que el matrimonio puede ser solemne o simplemente consensual. El solemne requiere ceremonia ante juez, notario o religioso. El consensual no requiere ceremonia. Entonces, la celebración del matrimonio es el acto solemne o puramente consensual por el cual un hombre y una mujer de manera responsable y libre aceptan vivir en matrimonio. Este acto dura aproximadamente un minuto si es ceremonia o 10 segundos si es consensual. ¿Acepta Ud. a MM como esposa? Si acepto. ¿Acepta Ud. a EE como esposo? Si acepto. En nombre de la ley declaro que son marido y mujer. O: ¿MM nos vamos a vivir juntos? Si. El acto de celebración del matrimonio lo realizan el hombre y la mujer. El funcionario o religioso que presencian la ceremonia son simples testigos. En el caso del matrimonio consensual, en estricto sentido, no hay testigos.

El matrimonio como tal es la convivencia sin solución de continuidad, es decir segundo a segundo, del hombre y la mujer para garantizar de manera responsable la subsistencia de la especie humana, guardarse fe o fidelidad, socorrerse y ayudarse mutuamente en todas las circunstancias de la vida Esta convivencia debería durar toda la vida y en todo caso la pareja la proyecta por un tiempo largo y de manera expresa cuando deciden tener hijos y hacer todo lo que esté a su alcance para dar hogar a su prole.

Conforme a las premisas expuestas, el matrimonio es un contrato de los llamados de tracto sucesivo o de ejecución permanente que no puede confundirse con los contratos de ejecución por instalamentos. Para comprender el concepto es importante saber que hombre y mujer son cónyuges sin que este vínculo se pueda interrumpir un solo segundo y que las obligaciones de fidelidad y de alimentos o socorro se manifiestan sin interrupción de ninguna clase. Y perviven hasta el último segundo de vigencia del matrimonio.

Entonces para celebrar el matrimonio, hombre y mujer deben conocer de manera muy amplia y precisa qué es la Institución y qué obligaciones genera y establecer de manera clara cómo van a cumplir esas obligaciones.

No es sensato que el matrimonio se realice con el mero presupuesto de que estamos enamorados, de que sin ti me muero, de que eres la mujer o el hombre de mi vida o el padre o madre que yo quiero para mis hijos. No. El matrimonio solo tendrá sentido si hombre y mujer que se tienen afecto, que hasta pueden llegar a necesitarse, tienen edad biológica, madurez mental, formación profesional, capacidad económica para cumplir con las obligaciones que genera el matrimonio y por sobre todo la crianza, educación y sustento de los hijos.

El proyecto comentado se refiere solamente a la edad biológica para celebrar la ceremonia en el caso del matrimonio solemne. Y la edad biológica como manifestación de madurez y compromiso es diferente en todas las personas. Y es evidente que el matrimonio consensual, por el que se deciden hoy por lo menos la mitad de las personas que acuerdan vivir juntas, queda sin ninguna protección. Y más grave aún que la progenitura sin planeación y la extraña al matrimonio, no tenga ninguna atención por parte de la familia, la sociedad y el Estado. Se fija edad biológica para el matrimonio ceremonia, pero no se fija edad para el matrimonio consensual y no se propone ninguna política para evitar el embarazo y la progenitura adolescentes.

Podemos cerrar esta primera columna sobre el matrimonio, con tres reflexiones importante:

1) Si no puede garantizar que su hijo tendrá mejor calidad de vida que la suya, absténgase de engendrar o concebir.
2) En el matrimonio, en sus diferentes modalidades, no tienen siempre vigencia la lógica y la razón.
3) La vida en pareja, con frecuencia ha sido un semillero irresponsable de acontecimientos que muchas veces no tienen pies, ni cabeza. Pero esta vida es inevitable y aún con sus altibajos suele ser maravillosa.

Bogotá, 23 al 29 de mayo de 2016.

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