Con tristeza debo decir que hemos pasado de la alegría de leer, a la pereza de leer y sin exagerar a la librofobia. Lo más leído ahora son Twitter y WhatsApp vacíos de ciencia y en su mayoría llenos de odios y de descalificaciones.
Y en cuanto al lenguaje se refiere hemos perdido en buen grado el uso del lenguaje decente, respetuoso, positivo. El trato entre progenitores e hijos se ha degradado. Los hijos creen que sus padres son caducos, ignorantes, cavernarios y se ha perdido el respeto frente a los progenitores y el trato con buenas palabras, con palabras decentes.
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