MINIMICEMOS LA GUERRA

MINIMICEMOS LA GUERRA

Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia

DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (107)

LA HISTORIA DEL MUNDO Y LA GUERRA

La historia del mundo es la historia de la guerra. El big bang en sus comienzos estremeció el universo, intentó acomodar lo que sobrevivió, se apaciguó y de cuando en vez se enfurece y agita el mar, mueve montañas, cobra vidas y se enfurece porque los transeúntes de la tierra se empeñan, nos empeñamos, en destruirla antes de que termine el milagro de la creación. Queremos poder, riquezas, lujos estrambóticos, negar la realidad de la muerte y a cada segundo talamos árboles, envenenamos fuentes hídricas, sacrificamos las aves y demás seres silvestres y nos matamos sin razón y por sobre todo sin resultados a favor del buen vivir.

¿Para que han servido las muertes en la violencia de miles de nuestros compatriotas, si todos los días aumentan, se agravan, las causas del conflicto? Han servido para lo mismo que sirven los gritos de los padres o custodios cuando pretenden que sus hijos o pupilos se eduquen a su manera. Los hijos crecen y ya adolescentes ignoran los gritos de sus mayores y trazan su propio rumbo. Las muertes en el conflicto solo sirven para que haya más muertos en proporciones alarmantes. Quienes pretenden generar cambios sustanciales en la sociedad lo primero que deberían hacer es dejar de matar, de asesinar, de intimidar, de resolver las discrepancias a la manera de como lo hacen los actores en las películas mejicanas que emulan el lejano oeste. Todo lo resuelven a los puños, a las trompadas, a los pistoletazos. Y olvidan que al más destacado asesino, por guardaespaldas que tenga y que lo cuiden, más temprano que tarde le llegará la muerte y quienes se atrevan a sucederlo correrán la misma suerte. Los asesinos nada cambian para mejorar la calidad de vida de las personas. Por el contrario, empeoran la vida. Y la historia los recordará como cabecillas indeseables de la maldad y la infamia.

NO APORTAR MAS RAZONES PARA EL CONFLICTO

En Bogotá se han intentado muchos programas para recuperar el rio Bogotá. Y se han malgastado millones de pesos sin resultados positivos. La razón es obvia. Se limpia parte del rio en unos meses, se termina la tarea y los contaminadores vuelven a su tarea y contaminan el doble de lo limpiado. Es como la persona que hace dieta y baja unos kilos y luego devora lo que encuentra y recupera lo perdido con unos kilos más. Es el obeso que se mira al espejo y se encuentra feliz de estar obeso y consume 2 o 3 desayunos y otros tantos almuerzos y un día se queja porque los médicos no le curan las enfermedades secundarias que por su culpa le ha generado la gordura.

Así es el tratamiento del conflicto. No todos los que pretenden acabarla saben sus causas. Y habrá que repetirlas hasta el cansancio. Amigo lector, Ud. se puede convertir en un buen multiplicador de esta nota. Sabemos que las causas de lo que llaman equívocamente guerra en Colombia son por los menos las siguientes: La corrupción, la inequidad, la mala educación, la deficiente información, la minería ilegal, el narcotráfico, el trabajo injusto, el ingreso indigno, la concentración del poder, la mentira pública, los privilegios en cabeza de unos pocos, la indiferencia de las personas, el creer que la gente se conforma con pan y circo y que las obras de caridad son un aliciente para apaciguar la ira de la pobreza y el desamparo. Y a lo anterior es necesario sumar la desaparición paulatina de la familia como núcleo o célula fundamental de la sociedad. Y no es que ahora estemos frente a “un nuevo modelo de familia.” No. Estamos frente a una familia debilitada que sucumbe ante los medios y las campañas orquestadas desde otros países para que el ciudadano del común sea espectáculo de quienes manejan los hilos del poder. Es el circo, en el que en la tribuna principal están los privilegiados, los que se creen dueños del País, los caciques de pueblo, los magos de la mentira y del engaño en el manejo del erario, en la gradería general los tontos que sirven a los poderosos y émulos, y en el ruedo los miles de personas que apenas sobreviven y se emocionan cuando desde el palco les lanzan algunas monedas, algo de comer y mucho de beber que los llevarán hasta la embriaguez que embrutece y que hace olvidar la miseria humana. Y todo apadrinado por los funcionarios que manejan el monopolio del licor.

¿NUEVA CONSTITUCIÓN?

Escucho propuestas para que se convoque a una nueva asamblea constituyente. ¿Para qué? ¿Para conceder nuevos privilegios? Ya hemos experimentado con constituciones para ángeles, para la reconstrucción de la República, para la revolución en marcha, para la paz, para garantizar la repartija del poder y para darle una bienvenida al futuro. Todas han sido violadas, ignoradas, interpretadas al acomodo de quienes ejercen el poder de turno y con pocas concesiones a los ciudadanos de base. Algunas veces les han ofrecido cantidad con baja calidad como es el caso de la educación pública. Hay excepciones. Entonces lo que necesitamos es que se cumpla con rigor la actual constitución con la que nos preciamos de ser un Estado social de derecho, que no siempre actúa al derecho.

QUEREMOS, NECESITAMOS, SOLUCIONES REALES, NO PALIATIVOS

Ya es tiempo de que tengamos soluciones reales que perduren en el tiempo para que en 3 o 4 generaciones tengamos una Colombia sin miseria, con mediana educación y con ocupación digna que merezca un salario decente. Y por supuesto que con una familia en la que los progenitores sean modelo de responsabilidad y no mozalbetes, don juanes, juanas y adultos en trance de vejez, con ínfulas de que tienen derecho a decidir cuándo, dónde y con quien, así sea un(a) desconocido(a), tienen relaciones sexuales, sin importarles si dan vida a una persona que vivirá, la mayor de las veces con carencias de afecto, de recursos económicos, de cultura, de vestuario y con exceso de violencia especialmente de quienes de manera irresponsable se hacen padres tempraneros, tardíos o carentes de medios para atender su prole.
PAZ, AMOR Y CONCORDIA en sus familias y hogares, para que tengamos paz, amor y concordia en Colombia.

Bogotá, 17 al 23 de octubre de 2016.

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