TONTERÍA Y SAGACIDAD. (223 I parte)
Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
UN FEMINICIDIO QUE AVERGÜENZA
Todos los asesinatos avergüenzan y con mayor razón los feminicidios y entre éstos los cometidos con alevosía y cinismo.
Ilse Amory, una mujer de 51 años, de manera ingenua, creyó en un astuto galán de 28 años. Cuando el amor y la atracción sexual se alborotan, el mundo se despelota, se enloquece. Estos casos se dan a diario, pero los que pudiéramos llamar extremos son más distanciados en el tiempo.
Dos personas que pretender formar pareja, deben ser pares y si no lo son deben ser conscientes de que se trata de una experiencia pasajera y debe evitarse todo riesgo.
Las mujeres con capacidad económica, así sea limitada están expuestas a la conquista de avivatos, de estafadores que a cambio de dinero ofrecen afecto, generalmente falso y buen sexo. Esta es una hipótesis para el doloroso caso de Ilse Amory, a quien llamaré Ilse AMOR.
En estricto sentido, en sana lógica, Ilse no tenía nada que buscar en Colombia. En Chile lo tenía todo. Talvez faltaba afecto. De resto nada era escaso. Tenía familia, ingresos para vivir decentemente, un entorno social adecuado, un trabajo decente.
Lo dejó todo por salir tras un fantasma. Llegó a un País, muy bello, bellísimo, pero en el que no faltan los salvajes y los bárbaros.
Su dinero, su seguro en caso de morir, su desconocimiento del País se aliaron para que un cínico descabellado la asesinara y luego ocultara su gravísimo delito. Pedimos perdón al mundo por este crimen que no será castigado con la pena que merece, prohibida porque se violarían los derechos humanos de alguien que los violó en sumo grado.
No se trata de un caso aislado, porque en Colombia se comete un feminicidio al día, la mayoría de las veces por lo que llaman de manera absurda EL COMPAÑERO SENTIMENTAL. Ningún asesino es compañero y menos sentimental. ¡Es un asesino!
Frente a esta dolorosa realidad es urgente que iniciemos una campaña masiva, pública, que llegue a los cerca de 50 millones de personas que vivimos en Colombia para enseñar el respeto a la vida. Y por supuesto que debemos por lo menos minimizar todas las causas que impulsan a los asesinos a cometer estos crímenes. Educar, controlar el consumo de alcohol, abandonar los mensajes musicales que invitan a ser violentos con las mujeres, a tomar todas las medidas para que las mujeres no se expongan al peligro de sus agresores.
La tarea debe comenzar ya y debe ser liderada, solidariamente, por los organismos encargados de velar por los derechos de las mujeres, tales como Presidencia, Mineducación, Fiscalía, Procuraduría, docentes, ICBF, Gobernadores y Alcaldes.
Y el monitoreo para garantizar los buenos resultados debe ser segundo a segundo. Más acciones y menos declaraciones. Más obras y menos conferencias.
Respetuosamente sugiero que esta reflexión y otras semejantes se comenten y analicen en todos los salones de clase para que tengamos cero asesinatos de mujeres y cero aprovechamiento sexual de ingenuas y de ingenuos.
SIGAMOS SEMBRANDO EL RESPETO EN LA FAMILIA
Si en la familia se pierde el respeto entre sus integrantes, también perderemos el respeto en la sociedad y habrá aumento de la violencia y de la mala convivencia.
Bogotá, del 29 de abril al 5 de mayo de 2019
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