Frente a este hecho las autoridades educativas reaccionaron diciendo que esos comportamientos no pueden ocurrir porque los establecimientos educativos son territorios de paz e hicieron un llamado a la solución de conflictos mediante el diálogo, la empatía , la comprensión. Buen consejo, buena composición literaria, pero cero soluciones.
Además de las acciones penales, que pueden terminar en conciliación con compromisos de parte de los estudiantes y de sus familias de reeducarse, lo conveniente y por seguridad física, es que tanto agresores como agredida se cambian de lugar de trabajo para evitar agresiones que no son raras en una sociedad en la que se enseña a que lo ilícito paga y que todo se puede resolver por vías de hecho.