Permítanme recordar que el derecho, más que en el texto frío de los códigos y las leyes debe estar en la mente y el corazón de las personas.
Las personas, en circunstancias normales, tenemos códigos invulnerables de conducta que nos obligan a actuar de una manera determinada sin que haya poder humano que nos haga cambiar de actitud. Esos códigos pueden ser para el bien o para el mal. Son como barreras, muros, principios que no podemos desconocer o ignorar.