Fatigado por el dolor me alejo de la tierra y doy gracias a la Divina Providencia porque solo conoceré a quienes serán mis padres cuando ellos decidan engendrarme al estar seguros, en gran parte, de que podrán llevarme a vivir en ese oasis de alegría, que encontré en la que puede llegar a ser mi tierra. Yo se que no es mucho el esfuerzo que deben hacer para ofrecerme esa garantía y trabajar por su permanencia en un hogar que puede ser feliz.
GRACIAS POR NO DARME VIDA TODAVIA
Gracias por no darme todavía la vida para no tener vida y por seguir luchando para que algún día, antes de que los soberbios dueños del poder destruyan el mundo, los hogares y padres sean prósperas semillas de sana convivencia.”