ME OBLIGO, ME COMPROMETO A NO CAUSAR DAÑO EN MI FAMILIA

Por todo esta realidad que deshonra a nuestra sociedad me hago el propósito, adquiero el compromiso de recordar estas tragedias día a día y ordenaré, mandato imperativo, a mi mente y a mi corazón que formen barreras morales que impidan que llegue a vivir condiciones de desgracia humana y que frenen mis manos para que no levante ninguna arma con la que pueda causar daño a mis hijos, a mis hijas, a mi compañera, a la madre de mis hijos e hijas y que controle mi lengua para que no pronuncie palabra alguna con la pueda ofender a los integrantes de mi familia.

Divina Providencia, dadme férrea voluntad para lograr que ni por pensamiento, palabra, obra u omisión haga daño o lesione, así sea de manera leve, la vida, la honra, la dignidad de los seres a quienes debo procurar amor, respeto, amistad y socorro.

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DECIDI SER MAMA

Los dos casos que refiere son de madres con limitaciones económicas y sociales, pero progenitores irresponsables y talvez en mayor grado que los relatados los encontramos en personas con estudios avanzados y con ingresos suficientes para atender todas sus necesidades, pero son padres ausentes, indiferentes frentes a sus hijos quienes se crían con terceros y fácilmente caen en vicios y sufren enfermedades especialmente mentales y no pocas veces caen en la tentación del dinero fácil y atentan contra la propiedad pública y privada.

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EL TRABAJO EN LA CONSTITUCIÓN DE 1991

El trabajo como empleado o como empresario debe garantizar el aporte para pensión o para auto pensión. Las personas debemos tener garantizada una vida digna hasta el final de nuestros días.

Como el trabajo es un derecho fundamental el Congreso debe expedir leyes que garanticen el empleo total, la ocupación total con el pleno reconocimiento de los derechos universalmente reconocidos a los trabajadores. Y los funcionarios y empresarios deben garantizar esos derechos. No debemos permitir la esclavitud laboral, la explotación laboral, el acoso laboral, el acoso sexual a cambio de supuestos beneficios en el trabajo.

La educación, derecho que debe garantizarse desde por lo menos un año antes de la concepción por parte de la familia, de la sociedad y del Estado, debe formar, debemos formar a nuestros hijos, a los habitantes de Colombia en el amor y la práctica del trabajo para el mejoramiento de la cultura, la ciencia, los recursos tecnológicos y la preservación del ambiente, es decir, la preservación de la vida del planeta tierra.

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Niños y niñas víctimas de la violencia en el hogar.

Hago una reflexión sobre la niñez y el trato que debemos dar a nuestros hijos si han sido víctimas de nuestra violencia.

Si queremos la paz debemos cultivar la justicia. Sin justicia, sin equidad nunca viviremos en paz y como la paz perfecta no existe he invitado a que minimicemos la guerra.

El último sábado abril celebramos el día de la niñez y debemos renovar nuestro compromiso de garantizar a los niños y niñas y en especial a nuestros hijos la vida, la salud, la educación, el derecho a pertenecer a una familia, a estar protegidos de la violencia, a no ser discriminados y a que se escuchen sus opiniones.

Recordemos que EL PRIMER DERECHO DE LOS NIÑOS es a no ser concebidos si los padres, la sociedad y el Estado, de manera solidaria, no cuentan o realmente esperan contar, con recursos para satisfacer las necesidades básicas de orden físico, mental, espiritual, social, afectivo, educativo, sanitario, alimentario, que requieren los seres humanos para tener futuro con por lo menos el mínimo de calidad de vida.

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Casos jurídicos en las Niñas tristes. Homenaje a Gabriel García Márquez

Un día antes del lanzamiento oficial del libro Memorias de mis putas tristes , novela corta o, si se prefiere, cuento largo, de Don Gabriel García Márquez, y cuatro días después de que los mercaderes del libro pirata lo estuvieran feriando, estando de compras en la sección de libros de un almacén de cadena, recibí una llamada telefónica y luego del saludo afectuoso mi interlocutora me interrogó: “¿Con quién estás?” Y respondí: “Con las niñas tristes”. Al punto sentí que mi respuesta era como el primer paso al divorcio y entonces me apresuré a explicar que estaba con las niñas del Nóbel García Márquez que las tenía en mis manos y que las leería el siguiente fin de semana.
Las leí y releí de un jalón al arrullo del canto de canarios y abrigado por la naturaleza de mi casa de campo y fui encerrando en círculos nerviosos los apartes que me hacían reflexionar sobre escenas jurídicas en la obra.

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