ME OBLIGO, ME COMPROMETO A NO CAUSAR DAÑO EN MI FAMILIA

ME OBLIGO, ME COMPROMETO A NO CAUSAR DAÑO EN MI FAMILIA

Esta mañana me golpearon el alma. En un país que se precia de tener ministerio de la igualdad y autoridades que previenen y sancionan la violencia contra la mujer y hay vigilancia para procurar la sana convivencia, ayer hubo 3 asesinatos de mujeres y los asesinos son quienes fueron o son sus parejas en matrimonio. Algunos asesinatos se causaron frente a los hijos de la asesinada y asesino. Me tomé las manos y las puse en mi frente en señal de dolor y exclamé: No puede ser que haya personas que viven con la mente corrupta por tanta maldad.

En Colombia, el año pasado, se registraron cerca de 600 asesinatos de mujeres y 100.000 casos de violencia de género. Las causas de esta vergonzoso condición familiar son muchas y entre ellas destaco el machismo insensato, la falta de educación, el consumo de licor, la música de odio y de venganza, la desigualdad en el trabajo y en los salarios entre hombres y mujeres, la inoperancia de las autoridades que deben proteger a las mujeres, el silencio cómplice de muchas mujeres que confían en que sus parejas pueden reeducarse para el buen obrar.

Los medios de comunicación han informado sobre las circunstancias de terror de asesinatos y violaciones de niños, niñas y mujeres de todas las condiciones.

Cuadros dantescos imposibles de imaginar en una sociedad medianamente civilizada y que se dan en un entorno sitiado por cultura de violencia, de pérdida de estima, de usencia de valores como el respeto a la condición humana.

Por todo esta realidad que deshonra a nuestra sociedad me hago el propósito, adquiero el compromiso de recordar estas tragedias día a día y ordenaré, mandato imperativo, a mi mente y a mi corazón que formen barreras morales que impidan que llegue a vivir condiciones de desgracia humana y que frenen mis manos para que no levante ninguna arma con la que pueda causar daño a mis hijos, a mis hijas, a mi compañera, a la madre de mis hijos e hijas y que controle mi lengua para que no pronuncie palabra alguna con la pueda ofender a los integrantes de mi familia.

Divina Providencia, dadme férrea voluntad para lograr que ni por pensamiento, palabra, obra u omisión haga daño o lesione, así sea de manera leve, la vida, la honra, la dignidad de los seres a quienes debo procurar amor, respeto, amistad y socorro.

Dadme, Divina Providencia el don de la moderación, del manejo correcto de mis actos para que sea una persona de paz y sembrador de sana convivencia.

Repetiré este compromiso día a día y evitaré exponerme a vivir condiciones que puedan ser propicias para causar tragedias en mi familia.

Divina Providencia, bajo promesa de no incumplir estas responsabilidades, acepto que sea la voz severa de mi conciencia para que siempre obre teniendo en cuenta los senderos del bien. Que así sea… diga su nombre completo…

Su amigo, abogado y profesor,

Carlos Fradique-Méndez Sr.