APRENDER DE GABO

Los seres humanos siempre hemos tenido modelos para imitar. En las fábulas aprendemos de los animales. Desde hace unos 3.000 años aprendemos de nuestros semejantes destacados, como Sócrates, Jesucristo, Bolívar y el Quijote, locos soñadores cercanos a nuestra cultura. Hay seres universales y multitud de anónimos que han cambiado el destino de personas. Progenitores y mecenas que enseñan el amor por la lectura, el auto estudio y el buen obrar, han logrado que sus pupilos sean importantes en su familia, en su comunidad. Son los premios nobel ocultos que han movido el cosmos.

La vida física de GABO, un ser excepcional universal, llegó a su final como llegarán todas las vidas. Lo reconocemos como creador de un nuevo género literario. Pero no puede quedarse solo como el escritor que vende libros con lectores que los ojean, recuerdan algún título y repiten que es el padre de Macondo y de mariposas amarillas, de un mundo fantástico sin ubicación en el tiempo y el espacio. No. GABO es un ser humano de carne y huesos y MACONDO debe ser un lugar que podamos ajustar a nuestra medida y para nuestro bien. Y no se logrará con tan solo invitar a un centenar de voces para que lean, a veces mal leídas, dos o tres páginas de uno de sus libros.

De GABO, el humano, el hijo de padres que se enamoraron con Chats telegrafistas y nieto de abuelos soñadores y librepensadores, podemos aprender para hacer del mundo un hogar en paz y en progreso permanente.

GABO abandonó las aulas del derecho, pero en la realidad creció DERECHO, a lo que todos debemos aspirar. El apego a la vida, para vivirla, contarla y compartirla con el amor que todo lo repara. Empeñarse en hacer realidad las esperanzas buenas en la familia y la comunidad cercana. El ser GABOS de vereda y de barrio en todos los servicios y labores, para mover pequeños mundos que son los que hacen grande al mundo. El autoaprendizaje, el entender que los grandes lo han logrado por ser autodidactas permanentes aprendiendo de libros siempre cargados de energía y de todas las personas y oficios y quehaceres. El ser un lector voraz, infatigable y aprovechar cada palabra, cada frase, cada idea. Utilizar al máximo el CP (cerebro personal), una de las maravillas fascinantes de la creación divina y ayudarse con la memoria del PC, que pretende suplantar sin éxito el cerebro. Esperar que nos atrape el alzhéimer del bueno, que nos permite olvidar todo lo malo, o lo que consideramos malo, que nos ha pasado. Formar familias con las miles de Mercedes, amigas solidarias que son la razón de ser de casorios vitalicios. Crear espacios mágicos, más reales que los reales, para morir satisfechos por haber sido ganadores en el juego de la vida.

Soñar, pero más que soñar hacer realidad los sueños día tras día y sin cansancio. Pensar el verbo, el sustantivo y el adjetivo para hacer la descripción precisa o a lo mejor perfecta. Comenzar a vivir desde el primer día para encontrarnos temprano con el éxito.

El ideal es que GABO se multiplique en cada ser humano que en su oficio y en su entorno, por humilde que lo crea, se empecine en ser el mejor entre los mejores. Que no solo se lean sus poemas para olvidarlos, sino que lo imiten en sus obras al avanzar en cada paso de la vida.