En la Constitución se debían consagrar las bases de la libertad e independencia y la formación de un sistema federativo. En la misma acta quedó constancia de que los integrantes de la junta provisional de gobierno prometieron “derramar hasta la última gota de su sangre por defender la sagrada religión Católica, Apostólica y Romana y al amado Monarca Don Fernando VII y la libertad de la Patria; conservar la libertad e independencia de este Reino en los términos acordados; trabajar con infatigable celo para formar la Constitución bajo los puntos acordados, y en una palabra, cuanto conduzca a la felicidad de la Patria.
Desde antes del 20 de julio de 1810 y hasta el día de hoy, el pueblo, especialmente el pueblo raso sigue derramando hasta la última gota de su sangre mientras los descendientes de los criollos se aferran a los privilegios y siguen sembrando inequidades.