CONSTRUYAMOS FAMILIA

La familia es la célula y núcleo fundamental de la sociedad. La Constitución de Colombia reafirma este concepto en sus Arts. 5 y 42. Hay otras instituciones o realidades sociales que también son fundamentales para la pervivencia de una sociedad y de contera de un País, Nación, Estado.

La familia como célula fundamental fue reconocida en Colombia en 1.991, pero el concepto es antiguo y fue retomado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948. El párrafo 3 del Art. 16 de dicha declaración reza: “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.”

De Wikipedia tomo las siguientes ideas: “La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad, tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.[ ]

Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: 1) De afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el matrimonio[] —que, en algunas sociedades, sólo permite la unión entre dos personas mientras que en otras es posible la poligamia—, y 2) De consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. También puede diferenciarse la familia según el grado de parentesco entre sus miembros.

No hay consenso sobre la definición de la familia. La familia nuclear, que es la familia tipo y además la mayoritaria, fundada en la unión entre hombre y mujer, es el modelo principal de familia como tal, y la estructura difundida con mayor aceptación en la actualidad. Las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. La familia, como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una sociedad.”

La familia debe entenderse, comprenderse y cultivarse como la más significativa asociación de una comunidad, como una verdadera empresa, como la más importante empresa de un grupo humano, de tal manera que para su formación, su proyección en la sociedad y su eventual liquidación, los socios que son por regla general, papá, mamá e hijos deben prepararse desde por lo menos dos años antes de ser concebidos. Y esta afirmación no es absurda, sino la respuesta necesaria para lograr la realización más o menos plena del ideal de progenitura responsable.

Todas las entidades y organismos que tienen relación directa con la familia, que estudian su desarrollo social, político, económico, cultural, laboral, etc. se duelen de la ausencia de programas de gobierno y de proyectos educativos que tengan como finalidad la formación de las personas de tal manera que puedan desempeñarse con éxito como gerentes de la familia, entendida como un verdadera sociedad, como una empresa.

En Colombia se han ensayado muchos proyectos de formación para la familia, desde la recia disciplina desarrollada por la doctrina católica y la observancia de rígidas normas de comportamiento social expuestas por el escritor y político venezolano Don Manuel Antonio Carreño Muñoz, que datan de 1.853, normas que se han dejado a un lado y que de alguna manera son recordadas por algunos en la reediciones de la celebre Urbanidad de Carreño. Luego las clases de educación cívica, los proyectos de convivencia en las clases de comportamiento y salud, de educación en valores, las escuelas de padres de familia y desde hace un par de décadas con la inestable clase de educación sexual, cuestionada en cuanto a sus resultados por la mayoría y defendida por Psicólogos que se hacen llamar de avanzada.

Lo cierto es que ninguno de estos proyectos ha sido eficaz para formar personas exitosas en su vida familiar. Y a todo lo anterior hay que sumar la influencia directa que tienen los medios, la música popular alimentada por la cultura del consumo del licor, de la droga, del consumismo, de la apología de la sexualidad hedónica y sin compromiso, de las sustancias psicotrópicas, la cultura de la vida efímera en pareja, el rechazo al compromiso, el reclamo de derechos sin tener en cuenta la presencia paralela de deberes y otros cientos de factores de los que es difícil sustraerse en un mundo globalizado como el que nos corresponde vivir.